Plazas Izazaga: el enclave chino que crece en el corazón comercial de la CDMX
Un vistazo al ecosistema de comerciantes chinos que está transformando el Centro Histórico con inversiones, tensiones y nuevas dinámicas migratorias.
En pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, a tan solo unas cuadras del Palacio de Bellas Artes y el Zócalo, se encuentra una serie de plazas comerciales que, en los últimos años, han sido protagonistas de una transformación silenciosa pero significativa: las plazas de Izazaga. Aunque las más grandes cuentan cada una con nombre propio, como Izazaga 38, Izazaga 89, Izazaga 151 y Plaza Flamencos 9, para muchos capitalinos se han vuelto simplemente "las plazas de los chinos".
En estos enormes complejos comerciales se concentra una dinámica muy particular. La gran mayoría de los locales son atendidos por personas originarias de China que venden productos importados, en su mayoría provenientes de Yiwu, una ciudad china conocida por ser uno de los mayores mercados mayoristas del mundo. Aquí se pueden encontrar artículos de todo tipo: juguetes, papelería, artículos de oficina, decoración, electrónicos, ropa, mochilas, productos para el hogar, artículos de temporada y más.
Plaza Izazaga 89, por ejemplo, de acuerdo con su sitio web, cuenta con 16 niveles comerciales y alberga más de 10 mil productos distintos. Al menos así fue en su apogeo hace un par de años, antes de sufrir múltiples clausuras por cuestiones regulatorias. Recientemente, la plaza ha vuelto a entrar en funcionamiento, y aunque más de la mitad del espacio comercial disponible permanece vacío, con el paso de las semanas sus locales comienzan a ocuparse nuevamente.
Pero detrás de los escaparates y estanterías repletas de mercancía hay algo más: una red compleja de relaciones laborales, inversiones, y estrategias migratorias que han permitido que esta comunidad florezca.
Su Xi es una joven originaria de la provincia de Cantón que llegó hace apenas tres meses a México. “Vine porque aquí estaba mi esposo y vi una oferta en redes sociales chinas para trabajar atendiendo una tienda. Quise probar suerte, ganar algo de dinero y conocer otro país”, contó a Shaoyao Report. Aunque no habla español con fluidez, su trabajo se desarrolla casi completamente en chino: desde el trato con sus empleadores hasta la convivencia diaria con otros trabajadores de origen chino. Su plan no es quedarse. “Tal vez en unos años regresemos a China, allá está mi familia, mi cultura. Esto es algo temporal”.
La historia de Su Xi es común entre los nuevos empleados que atienden las tiendas en Izazaga. A menudo, quienes están detrás del mostrador no son los dueños del negocio, sino empleados contratados desde China, traídos para trabajar por temporadas o de forma indefinida. Los verdaderos dueños suelen estar en las oficinas, en almacenes cercanos —algunos ocultos entre calles aledañas del Centro Histórico— o incluso en otro países.
“Aquí hay buena afluencia de gente, las condiciones son favorables, y no es tan complicado o peligroso como otras zonas como Tepito.”
En un principio, la llegada de los comerciantes chinos fue bien recibida por los comerciantes mexicanos, especialmente aquellos que buscaban proveedores mayoristas más baratos. Durante años, los intermediarios nacionales dominaban el suministro de mercancía, y la aparición de distribuidores chinos representó una oportunidad para reducir costos y ampliar márgenes de ganancia.
Sin embargo, esa percepción ha cambiado con el tiempo. Muchos de los comerciantes chinos comenzaron a vender también a menudeo, es decir, directamente al consumidor final. Esta práctica los convirtió en competencia directa de los comerciantes mexicanos, lo que ha generado tensiones. Como nos explicó un comerciante local que prefirió mantenerse en el anonimato: “Cuando eran nuestros proveedores, todos felices. Pero ahora que compiten con nosotros, ya no caen tan bien.”
Este tipo de tensiones ha sido alimentado además por la velocidad con la que ha crecido la comunidad de comerciantes chinos. Algunos locales han sido adquiridos por familias chinas que llegan con grandes sumas de capital para invertir, lo cual ha facilitado el establecimiento de operaciones complejas que incluyen tanto los puntos de venta visibles como grandes bodegas en calles cercanas.
Pero no todos los comerciantes chinos ven su estancia en México como algo temporal. El señor Niu, dueño de una tienda de papelería en Izazaga 38, nos contó que llegó al país hace más de cinco años, buscando reunirse con su hijo. Hoy es residente permanente, y asegura que no piensa regresar a China. “Nos gusta la vida aquí. La gente es amable, el clima es agradable. Pensamos quedarnos para siempre.”
“Nos gusta la vida aquí. La gente es amable… Pensamos quedarnos para siempre.”
Por otro lado, Kevin, un empresario chino con una historia migratoria más larga, llegó a México después de vivir más de una década en Estados Unidos. Lleva más de 15 años operando en el país y tiene tiendas en todas las plazas de Izazaga, además de bodegas y un negocio en expansión. “Con la situación económica actual, muchos comerciantes chinos han migrado desde Europa. La competencia es cada vez más dura, por eso ya estamos migrando hacia el comercio electrónico. El futuro está ahí”, nos dijo desde una de sus tiendas en Plaza Flamencos 9. Kevin ya está desarrollando su catálogo digital y apostando por un modelo híbrido: tiendas físicas más e-commerce.
Cuando le preguntamos por qué eligió Izazaga, respondió sin dudar: “Aquí hay buena afluencia de gente, las condiciones son favorables, y no es tan complicado o peligroso como otras zonas como Tepito.”
Más allá del caso de Kevin, muchas otras familias han seguido ese mismo patrón: una llegada con fines comerciales, un asentamiento inicial en zonas como Izazaga, y con el tiempo, una integración parcial o total en la vida del país.
El fenómeno ha crecido tanto que hoy es visible no solo en Izazaga, sino en distintos puntos del Centro Histórico e incluso en otras zonas de la ciudad. La presencia de comerciantes, empleados y familias chinas continúa expandiéndose y consolidando una red económica cada vez más densa. Y todo indica que seguirá creciendo. Porque como nos dijo el señor Niu: “Tenemos que ser amigos.”
Los textos publicados en nuestra sección Perspectivas 🔍 son reportajes originales que exploran la cambiante relación entre China y México, sus desafíos y oportunidades.
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